UNA MAMÁ RECIÉN NACIDA
- Dulce Nishanti Bebés
- 8 oct 2016
- 2 Min. de lectura

Este post no se trata de la magia de recibir a un bebé, tampoco de la emoción de mirar por primera vez esos ojos profundos y hermosos. ¡No! este post trata de aquella confusión que se crea al recibir una nueva vida en brazos, que no pude hablar para explicar lo que necesita, o que no trae un instructivo, o un botón de apagado temporal. En el parto de... digámosle 'Sofía' vi que había cierta resistencia en la última etapa, el famoso 'expulsivo' no fluía, entonces pregunté ¿qué pasa? ¿qué sientes?... ella me miró a los ojos fijamente y dijo 'tengo miedo'. -¿Del parto?- pregunté. -No- dijo y empezó a sentir necesidad de pujo. -¿qué haré con un bebé?- completó al tener otro descanso. Creo que todas tenemos ese miedo, pero no logramos verbalizarlo, o reconocerlo. Algunas tal vez lo sientan todo el embarazo, otras al final, otras un minuto... pero todas lo sentimos. La maternidad es la aventura más grande, y por tanto la más exigente y confusa, para una situación hay una cantidad de respuestas tan variadas que parece existir una gama infinita de posibilidades. ¡Sofía! no temas, tú amas a tu hijo y esa es la respuesta a todo. Las madres (y padres) amamos a nuestros hijos y eso basta para INTENTAR encontrar la mejor solución a cada reto. Y algo que tengo claro es que siempre habrá una razón para que nuestro hijo nos cuestione una decisión tomada, en el momento o años atrás... y la única respuesta que estamos OBLIGADAS a dar es: 'Es la mejor opción que consideré de acuerdo a todo el conocimiento y experiencia que tenía en ese momento, y la tomé asegurándome de estar haciendo lo mejor que podía por ti' Y se vale decir... si supiera lo que sé hoy, tal vez lo haría diferente. Pero ¿sabes algo? tal vez no. porque si lo cambiara no viviría lo que he vivido, no sería quien soy y tal vez tú no serías quien eres... y te amo tal cual eres.
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